El trono de tu boca...
habita en mí,
habita en mí,
me excita,
me palpita,
me palpita,
me seduce,
me pervierte,
me embriaga,
me humedece,
me embriaga,
me humedece,
me enloquece.
El hambre de tu boca
se abre a mí para entregarse
al paisaje de mis ansias.
Tus labios...
¡ay tus labios!
que bordean el puente de mi océano.
La sed de tus labios
bebe del manantial
de las aguas de mi placer.
Tus labios...
¡ay tus labios!
que bordean el puente de mi océano.
La sed de tus labios
bebe del manantial
de las aguas de mi placer.
Tu saliva...
¡Ay tu saliva!
que se confunde con la mía.
que se confunde con la mía.
La sed de tu saliva,
se entrega entremezclándose con la mía,
para ser latido en mi mar desbordado.
se entrega entremezclándose con la mía,
para ser latido en mi mar desbordado.
Tu lengua...
¡ay tu lengua!
que delinea mis labios.
que delinea mis labios.
La sed de tu lengua,
me devora entre olas
hasta llegar al centro de mi garganta
desbordando la profundidad de mis entrañas.