Mi cuerpo...
mi único amante,
el que me hace suspirar,
el que no me deja callar,
el verbo intenso que me goza,
el que me hace vibrar el sentimiento,
el que eriza el lienzo de mis adentros,
el que me hace sentir deseosa de gozo y placer.
Mis manos... mis manos... mis manos... mis manos...
juguetonas, traviesas, deseosas, seductoras, inquietas,
no saben escribir todo lo que laten, tocan y sienten,
pero son el instrumento perfecto para bailar ellas solas.